Un nuevo día ha comenzado, Diego y Mateo solo querían volver a su hogar, mientras los bebés eran tomados en los brazos de Ángel y Matías, maravillados por la ternura de ambos.
—¡Es tan tierno! —Decía emocionado Ángel mientras caminaba de lado a lado y ronroneando con Alexander en brazos.
—Sí, mira lo hermosa que es Natasha.
—Si lo es, ¡pero mira como Alex hace los pucheritos!
—¡Ya! ¡los van a gastar! —dice Mateo, mientras guardaba las ropas de los bebés en una maleta.
—Amor déjame cargar a Ale —Dice Matías al momento que Sarah toma a Natasha, pero Ángel le gruñe de inmediato.
—¿Qué sucede? —pregunta, sorprendido Matías, Ángel nunca le había gruñido, pero hace días que actuaba raro.
—¿Por qué gruñes a Matías? —Pregunta Mateo acercándose a Ángel, Diego comienza a gruñir al ver que este se acercaba cada vez más a su amigo.
Mateo inhalando el aroma de Ángel este queda tieso con Alexander en brazos, con los ojos bien abiertos.
—Mmmm ¿¡por qué no me lo has dicho!? —Gruñe Mateo.
Án