50. Están vivas
Pov Ethan
No sabía lo que había pasado, pero algo claramente no estaba bien. Corrí desesperado; el peso de la decisión de haberla alejado de mí caía como una montaña pesada.
Dejé de sentirla; hace mucho dejé de sentirla, y el miedo de perderla me abruma hasta un punto asfixiante.
A mi lado va Kian; puedo ver por el rabillo del ojo que está tan tenso como yo. Sus nudillos están blancos de tanto apretar las correas de cuero que guían a su escorpión.
Nos detenemos frente a una niebla extraña; parece un muro alto que se retiene como por una pared invisible.
Anouk está desesperado por entrar, gruñendo bajo, tratando de calmar la respiración y el dolor de sus músculos por haber peleado con muchas de esas cosas y luego correr hacia aquí.
—Ethan— la seriedad de Kian no me gusta; es como si fuera a decir algo malo—. Una vez que entremos, ya no hay vuelta atrás. No estoy seguro de cómo afecte tu mente, pero recuerda: nada allí adentro es real.
Se metió en ella sin esperar, dejándom