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CICATRICES QUE MARCAN ALGO MÁS QUE LA PIEL

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El oscuro cielo nocturno estaba adornado con muchas estrellas brillantes, la luna llena de color plateado ya daba el aire de gracia. Y detrás de un gran ventanal, abierto en uno de los pasillos, con la piel iluminada por el fuego danzante de una antorcha, estaba Bloodstain, admirando la luna con ojos brillantes y una pequeña sonrisa, en su corazón, la esperanza de tiempos mejores la acariciaba.

"Por favor, gran diosa, te pido que me protejas, y que protejas también a Guila" - reza pensativa a la diosa y continúa su camino sosteniendo el cubo con agua y un cepillo de acero en su interior, un paño gris golpeado y rasgado sobre su hombro, su pelo atrapado en una fina tira de tela que arrancó de su propio vestido, para que no se derritieran en el suelo cuando se agachara a limpiarlo.

Aunque