Kane
El agua caliente caía sobre nosotros disolviendo las manchas de sangre y el polvo que la batalla había dejado en nuestra piel.
La vi cerrar los ojos bajo el chorro, las gotas cayendo por sus pómulos y labios, y sentí una urgencia abrumadora de estar más cerca de ella de una manera que no habíamos estado hace mucho tiempo.
La atraje hacia mí, mis manos explorando la suavidad de su piel en contraste con el frío de los azulejos detrás de ella.
Sus manos ansiosas, se enredaron en mi cabello, tirando suavemente, guiando mi boca hacia la suya. Un beso tierno, que pronto se intensificó, alimentado por el miedo de casi perdernos el uno al otro y por la pasión acumulada de nuestras almas luchando por reencontrarse.
Mis manos bajaron por la curva de su cintura hasta sus caderas, sosteniéndola firme contra mí, sintiendo cada uno de movimientos en respuesta a mi toque.
Cada gemido que escapaba de sus labios se mezclaba con el sonido del agua, y mis propios gemidos.
La levanté, su cuerpo desl