Capítulo 38

Kane

—¿A qué se debió toda esa escena allí atrás? —preguntó Ada y aunque sus ojos no me miraban, podía sentir su curiosidad pinchándome.

Mis dedos se tensaron alrededor del volante, y mi voz salió baja y controlada.

—Tenía que hacerlo. No te ilusiones.

La frialdad en mi tono debió ser suficiente advertencia para que dejara el tema, pero ella nunca fue de las que se detienen fácilmente.

—Sabes que tu novia estaba viendo, ¿no? —inquirió con un tono demasiado sarcástico para mi gusto.

Paré el auto bruscamente al lado de la carretera, mi pulso latiendo furioso en mis sienes. Giré hacia ella, mi mirada era un claro aviso de que estaba pisando terreno peligroso.

—¿Qué dijiste? —mi voz salió más afilada de lo que pretendía, cada músculo de mi cuerpo tenso, expectante a su respuesta.

—Que la mo... Maeve nos vio en el estacionamiento de la universidad, —repitió mirándome con cautela.

—No era mi intención que ella viera eso... era necesario, para protegerla de los rumores, —susurré más para mí
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