capítulos 2 : Un lobo intenso y una mujer molesta

Asher

«Es hora de irnos»

El murmullo de mi lobo hace que abra los ojos un momento antes de que la alarma suene. Aparto las mantas de mi cuerpo mientras las ventanas de la habitación se abren lentamente, dejando entrar la luz de la ajetreada ciudad donde vivimos.

«¿Podremos ir a correr hoy?»

Pregunta mi inusualmente muy hablador lobo, ignoro su pregunta sacando la ropa de mi cuerpo para meterme a la ducha y el muy maldito insiste una vez más.

«Quizás encontremos una deliciosa hembra en el bosque hoy»

—No estoy interesado…

Murmuro terminando mi ducha, ha estado comentando eso desde hace dos semanas. Dos semanas en las que ni siquiera ha querido dormir con alguien más, así que yo tampoco he podido hacerlo.

—Si no fueras tan exigente ayer abríamos pasado una buena noche.

«No era nuestra Luna»

Repite provocando que deje de rasurar mi rostro para mirarme directamente a los ojos desde el espejo.

—No existen las Lunas, no quiero una Luna¿No puedes entenderlo?

«Un macho no está completo sin su mate, la noche no está completa sin su luna»

Volteo los ojos ante su repentinamente poético comentario. Nunca había molestado tanto con lo de la Luna, nunca se había negado a seducir a una loba solo para pasar el rato, pero este maldito perro con quien debo compartir psiquis ahora está demasiado intenso.

«No somos jóvenes para siempre, quiero una hembra que cuidar, cachorros»

Gruñe mientras seco mi rostro. Camino hasta la habitación para tomar la ropa con la que iré a trabajar el día de hoy y le pido por milésima vez que deje el maldito tema de la Luna.

No la necesito, tengo una amiga que viene cada temporada de celo además de que he conseguido tanto dinero como pudiera desear y tenemos unas magníficas casas donde podría correr por horas sin tener que preocuparnos por los molestos humanos.

Aunque actualmente nos quedamos en este departamento porque es más práctico. Nuestra manada es una de las más sólidas a pesar de vivir entre los humanos o los chupasangres que rondan la ciudad.

¿Para qué una Luna?

Las mujeres traen problemas, son insufriblemente caprichosas, representan una debilidad y sobre todo necesitan demasiada atención.

Mi madre era una de esas, mi padre discutía constantemente con ella porque no conseguía darle todo el cariño que buscaba y eso me hizo decidir no tener una Luna.

¡Además de que es demasiado difícil conseguir una!

Somos una especie que coexiste a base de mentiras y sociedades secretas. Los humanos no saben de nosotros o al menos no con seguridad, así que las «Lunas» cómo las llaman los más antiguos, son prácticamente un mito para los de mi especie.

Es absurdo creer que solo un olor diferente y una mirada basta para conseguir a la mujer de tu vida, los antiguos lobos eran unos tontos, por eso no tomaré una Luna.

Recojo mi maletín antes de salir de casa, subo al auto dispuesto a comenzar mi día como llevo haciendo durante años y me detengo para comprar algo de café para mis colegas.

Somos una de las empresas más grandes del país, tenemos sucursales en muchos países y todo ese esfuerzo ha valido cada centavo que hemos ganado.

Antes solíamos trabajar únicamente con manadas cercanas u hombres lobos que buscaban una nueva manada, pero los tiempos cambian y soy bastante consciente de ello, así que ahora no solo contrato lobos sino también humanos, humanos molestos a los que trato de evitar a toda costa.

¿Por qué?

No lo sé, son tan protestones y débiles que no me agradan, pero es el mundo en que me tocó vivir, así que solo me adapto a ellos. Detengo el auto en la cafetería cercana de la oficina para pedir cuatro cafés antes de seguir mi camino.

—Buenos días, jefe—saluda el chico que cuida los autos cuando llego al parking—tenga una buena mañana.

—Lo mismo digo.

Respondo caminando apresurado para tomar el elevador directamente hasta mi oficina, pero mi móvil suena justo en el momento que llego al tercer piso, así que contesto.

—¿Ya estás en la oficina?—mi segundo al mando suena preocupado—estoy en el elevador ahora mismo, ¿Hay algún problema?

—Creo que tenemos un pequeño fugitivo aquí—su voz se suaviza—el chico dice que quiere ser como tú y no se irá hasta conocerte.

Pongo mis ojos en blanco, marco el número del elevador para detenerlo en el próximo piso. Esto es algo con lo que debo lidiar de vez en cuando, saco mi chaqueta para colgarla en mi brazo mientras espero el elevador.

No todos los alfas consiguen mantener su estatus en una manada y extender sus territorios o fortuna conviviendo con los humanos, así que de vez en cuando algún que otro forastero se cuela en mi territorio para conocerme.

«Si tuviéramos una hembra, todo desearían aún más ser como nosotros»

Insiste el lobo dentro de mis pensamientos. Salgo del elevador para bajar en el próximo una vez más y mi día empeora definitivamente cuando encuentro a esa molesta mujer con pintas de profesora de kinder que arroja café sobre mi ropa.El olor que llegó hasta mii nariz cuando entre al elevador encendió una alarma dentro de mi cabeza,el lobo que empezó a gruñir dentro de mi pensamiento se descontroló y la furia que sentí conmigo mismo por reaccionar carnal mente a solo olerla la descargué sobre ella,pero en lugar de salir corriendo me lanzo una taza de café

¡Una taza de café!

Cómo se atreve a semejante cosa y como aspira a ser secretaria con esa ropa tan desaliñada que lleva.

 La voz excitada de mi lobo recorre mi cabeza. Aún cuando salimos del elevador lo mandé a callar hace un momento caundo está demasiado frustrado por ese olor tan particular que venía de ella pero ahora noto la euforia dentro de mi subconsciente.

«Lo sentiste verdad, su olor tan delicioso»

La voz de mi lobo hormiguea en mi cabeza, tenso mi mandíbula tratando de ignorarlo.

«Ese olor que nos volvió loco,nos pudo duro,es ella»

—Basta—pido—probablemente solo usaba un perfume muy fuerte, es una humana, no digas estupideces.

«La quiero, ella podría ser nuestra luna, lo sabes»

—¿Estás loco?

Gruño, salgo directamente a la oficina de seguridad y maldigo en medio del vacío pasillo cuando mi lobo me impide avanzar una vez más.

«Me gusta, es nuestra, acaso tienes miedo de que te guste»

—Una humana jamás me gustaría y tú deberías de dejar de enloquecer¡No puedes tener a una humana, es absurdo!

«La quiero»

Gruñe en mi mente, mi cabeza palpita cuando su furia pica bajo mi piel y hago lo único que puedo hacer si quiero que esté insistente ser dentro de mi cabeza me deje en paz al menos por un tiempo.

—¿Quieres apostar?—digo en voz alta—un mes, si aguanta un solo mes le daré una oportunidad, pero si sale corriendo dejarás de insistir en todas estas tonterías.

«No podrás echarla, es mía, nuestra»

—No lo es, ¿apostamos o no?

«Bien, si eso necesitas para aceptarlo, hagámoslo»

Suspiro, marco el número de la asesora de las entrevistas y le pido contratar a la chica que subió conmigo en el elevador.

Mi lobo insiste en que esa mujer olía demasiado bien, pero simplemente lo ignoro caminando rumbo hasta la sala donde esperan Kan y el chico que se coló a mi territorio.

Salgo de la oficina de seguridad unos minutos después de dejarle claro al pobre chico que no puede invadir territorios ajenos y el perro en mi cabeza se vuelve loco cuando me encuentro con la insufrible mujer del elevador una vez más.

—Oye tú.

Digo haciendo que se voltee, apenas sale del elevador, pero ella me empuja y corre sin dejar de mirar hacia la puerta de salida con su rostro rojo y una expresión de total pánico.

Mi lobo quiere seguirla, pero me quedo plantado en el mismo lugar porque mañana podré divertirme todo lo que me apetezca, después de todo soy su nuevo jefe.

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