capítulo : 4 Un café y un resbalón en la ducha

Scarlett

Entro a la casa del desconocido sin saber exactamente por qué. Coloco mis manos cruzadas sobre mi pecho y me detengo en medio del Hall que conduce al resto de la casa.

La distribución es justo como la que vi en las fotos de mi departamento, solo que este si está amueblado aunque es una decoración un tanto…

¿Anticuada?

El salón está decorado con muebles de madera fina con estilo clásico tapizado con extrañas pinturas. La alfombra que cubre el suelo es de color café oscuro al igual que las paredes que están iluminadas con lámparas muy clásicas.

—Soy un tanto anticuado—dice el chico que me invitó a entrar desde mi espalda—¿Té o café?

Cuestiona mientras deja mi maleta a mi lado en medio del Hall. Mis ojos se mueven hasta sus pies descalzos porque no sé a donde mirar en realidad.

—Café…—murmuro—trataré de reservar alguna habitación y me iré, prometo que no te molestaré.

El chico rubio sonríe de una forma demasiado sexi para no notarla, pasa una mano por su cabello despeinándose. Provocando también que note los músculos de sus pálidos brazos. Soy una chica que admira la belleza y sin duda este hombre es bastante agradable.

—Estará listo en un momento, puedes sentarte y tomarte tu tiempo.

La sonrisa que me envía mueve mariposas en mi vientre. Camino hasta el sofá con mi móvil en mano e intento encontrar algún hotel cercano en el que pueda estar hasta resolver lo de mi puerta.

Escucho al chico trabajar en la cocina más allá de la pared que divide la cocina del resto de la casa.

Me detengo en el extraño cuadro que corona dicha pared e intento no pensar en que las pinturas antiguas eran un poco tétricas. La imagen representa a cuatro hombres que acaban de cazar un ciervo ensangrentado y lo que más me desagrada es la cara de burla de los cuatro hombres.

Llamo a cuatro hoteles intentando encontrar un cupo, pero es difícil a esta hora hallar algún lugar. Trato de intentarlo una última vez llamando a la última opción que me queda.

—Buenas noches—el chico regresa con dos tazas de café—¿tiene alguna habitación disponible? 

La mujer al otro lado niega haciéndome maldecir, el chico frente a mí sonríe ligeramente mientras bebe su café. Corto la llamada para tomar el café.

—Lo siento, tomaré el café y me iré, intentaré encontrar algún lugar de paso.

—¿Un motel de carretera?—dice él con esa voz tan particularmente baja que ha estado usando—¿No es eso peligroso?

—No tengo muchas opciones, conseguí un trabajo cerca de aquí y no tengo coche, lo siento por lo de la puerta.

—No se preocupe—sonríe dejando su café—pareces una chica… interesante.

—¿Interesante?

Digo sin entender exactamente qué quiere decir, él se encoge de hombros antes de hablarme con tranquilidad.

—No todos los días alguien aparece en mi puerta y la golpea con una maleta por rabia.

Me sonrojo ante esas palabras, prefiero beber el café antes de susurrar una disculpa. El sabor amargo se mezcla con un dulzor que no logro identificar.

—Wao está diciendo—respondo—nunca probé un café así antes.

—Lleva canela—me dice—un poco de miel y un toque de sirope de vainilla, llevo años preparándolo.

Mis ojos se encuentran con los suyos, me siento un poco extraña así que bebo rápidamente el resto del café. Me pongo en pie porque es sin duda una locura y también de mala educación estar en la casa de un desconocido a estas horas de la noche.

—Creo que debería irme—trago grueso—yo… yo… solo quiero disculparme por la molestia.

—¿Quieres quedarte?—dice de repente—sé que no me conoces, pero te prometo que solo quiero ayudarte, he vivido aquí por años, puedes preguntarle al portero si no te sientes segura.

—Oh no, no quiero molestarte, eso sería inapropiado, usted no me conoce y ni siquiera sé su nombre.

—Nathaniel—responde extendiendo su mano—Nathaniel Alrick ¿Cuál es tu nombre?

—Scarlett—extiendo mi mano por cortesía—soy Scarlett.

Mi pecho se acelera cuando él coloca su otra mano sobre la mía.me da una sonrisa mientras noto la frialdad de su piel contra la mía.

—Ya no somos desconocidos, déjame ayudarte—suelta mi mano—me gustaría ser un buen vecino y amigo para ti Scarlett.

—Ohm yo…

¿Qué puedo hacer?

Él es sin duda un desconocido, pero no tengo muchas opciones y este hombre no parece un mal chico. Su casa es un poco extraña, tengo que admitir, pero Dany tenía un montón de figuritas en una estantería, así que no debería criticar.

—¿Te quedarás?

—Quizás está noche—respondo—puedo invitarte a desayunar para compensarlo.

—A cenar mejor—dice—tengo trabajo en la mañana.

—Oh, pues cenaremos entonces.

Digo sin saber qué otra cosa comentar. Él bebe lo que quedaba en su tasa de café antes de caminar hasta una puerta a la izquierda de la sala de estar.

—Esta es la habitación de invitados—prende la luz—es pequeña pero cómoda.

—oh gracias, no necesito mucho espacio para pasar la noche.

Camino hasta donde está él aún un poco preocupada y mis ojos se abren desmesuradamente cuando veo la habitación que supuestamente es demasiado pequeña.

Una cama con dosel y cortinas corona la habitación. Una ventana cubierta por unas cortinas de color gris rozan el suelo mientras el closet a juego con un espejo son el resto de muebles en su habitación.

—Wao esto es más que suficiente.

—¿De verdad?—dice apoyándose en la puerta—una chica como tú debería tener mucho más.

Mi corazón se expande ante sus palabras, parpadeo varias veces mientras el sonrojo calienta mi rostro. Están siendo unos días bastante difíciles y que un chico guapo me diga que merezco mucho más, incluso si es un desconocido es agradable.

—Iré a mi habitación—dice cuando me quedo en silencio—si necesitas algo puedes tocar la puerta de la derecha.

—Oh, no te molestaré—digo rápidamente—tomaré una ducha e iré a dormir para así poder resolver todo mañana.

—No necesitas preocuparte—me dice—el baño es la puerta junto a la sala de estar—suspira—un gusto conocerte…

—Emm sí, sin duda, ha sido agradable.

Alejo mis ojos de los suyos, él se aleja hacia su puerta sin decirme nada más y me pregunto si realmente estoy haciendo lo correcto.

Cierro la puerta con seguro antes de sentarme sobre la cama y abro la maleta con rapidez para tomar una ducha lo más pronto posible. Tomo un traje de chándal sin pensarlo mucho.

Corro hasta el baño intentando no hacer mucho ruido y me meto a la ducha un tanto nerviosa. Los nervios de la entrevista se van con el agua caliente que limpia mi cuerpo. El olor a sándalo del jabón se filtra entre mis poros cuando me ducho y comienzo a pensar que la noche está mejorando hasta que mis chanclas resbala con una de las baldosas provocando que caiga dolorosamente sobre mi trasero mientras las malditas chanclas vuelan de mis pies.

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