Camila creía que el papel protagónico le pertenecía sin duda.
Se paró frente al equipo de dirección y comenzó a interpretar la escena con total confianza.
Apenas había dicho dos líneas...
—Ya es suficiente, puedes retirarte —el director general hizo un gesto impaciente con la mano.
Camila se quedó paralizada.
Apenas había dicho dos líneas del diálogo...
Ella era Camila, ¿cómo podía ser tan mala?
¿Acaso el director general estaba loco?
—Director, ¿hay algún problema con mi interpretación? —preguntó ella con rostro frío.
—Afectada, actuación mediocre. Realmente no entiendo cómo llegaste a ser actriz de primera línea —respondió el director con semblante serio.
Camila se puso roja de rabia, su cuerpo temblaba.
Desde que entró al mundo del espectáculo, era lo peor que había escuchado sobre su actuación.
Nadie se había atrevido a decir que actuaba mal.
—Director, debo cuestionar su criterio. Soy actriz premiada con el Flor Dorada, ¿y dice que actúo mal? —protestó indignada.
—¿Desde cuándo un