Adriana se sentó en el auto.
Detrás de ella, Omar abrió los ojos.
Levantó la cabeza y se encontró con su mirada en el espejo.
Antes de que pudieran intercambiar palabras, Isabel se acercó a la ventana trasera y se inclinó para saludar a Omar.
—Lamento la mala hospitalidad, por favor, discúlpame.
Adriana vio a Omar voltearse hacia ella, con una mirada de cansancio en sus ojos, con un atisbo de diversión en ellos.
—¿Te has peleado con Carlos?
La pregunta la desconcertó, dejando a Adriana confundida.
Pero Isabel entendió perfectamente y respondió:
—Él es él, yo soy yo. Si tiene una relación contigo, no puedo intervenir como... una vieja amiga. Si realmente te ofendí a ti y a tu esposa, por supuesto que me preocuparía.
Omar sonrió ligeramente y dijo:
—Le transmitiré esas palabras tal como las has dicho.
Isabel se quedó en silencio por un momento, sin nada más que decir. Se enderezó y retrocedió un par de pasos, con una sonrisa en los labios.
Adriana le hizo un gesto con la cabeza en seña