—¡Esta desgraciada, ¿cuándo demonios se metieron con el señor Uriarte?!
Triana murmuró en voz muy baja. Más que eso, era una especie de resentimiento. ¡Odiaba no tener la habilidad para hacerlo ella misma! En el pasado, ella intentó buscar al señor Uriarte, pero él ni siquiera le echó un leve vistaz