En estas fechas tan solo intenté escapar a ese lugar donde me olvido de la realidad y del poco tiempo que nos queda, la verdad que es muy difícil olvidar pero algunas veces hay que obligar al cerebro a que lo haga por lo menos unos momentos.
Estas semanas antes de Navidad, nos pasamos de tienda en tienda, paseando por Budapest comprando el árbol, muchos adornos navideños y un pesebre.
En la noche nos dedicamos a arreglar nuestra casa hasta sentirnos satisfechos con el trabajo, la casa se ve llena de vida, con millones de luces y colores que alegran a la vista, me fascina, está perfecta.
- Estoy pensando que regalarte - comento abrazandolo - ¿Tienes alguna idea?
- Ninguna - responde negando con la cabeza- ¿Que puedes regalarle a un moribundo?
- ¡¿Puedes dejar por lo menos por estas fechas ese tu humor negro?! - pregunto mirándolo con el ceño fruncido, estoy intentando negarlo pero Izan no me deja que lo haga, es un poco frustrante.
- Está bien, no