Chris no tenía ganas de volver a casa. Fue al club estrella de la noche y decidió ahogarse en alcohol. Ni siquiera fue a su habitación privada habitual. Sentado en un taburete en la barra del bar, pidió una botella de whisky y comenzó a tragar el líquido caliente.
El líquido abrasador le quemó el pecho, pero el dolor no era nada comparado con lo que sintió cuando vio a Rocío y Eric antes.
Chris estaba a punto de abrir la puerta del auto cuando recordó que, en su estado de pánico, olvidó decirle a Rocío que iba a ver a su madre.
Salió del estacionamiento y caminó de regreso al centro comercial, pero lo que vio le hizo desear haberse ido sin importar si Rocío pensó que la había abandonado o no.
Rocío... su esposa... estaba siendo besada por Eric. El hombre que la traicionó y le robó. El mismo hombre al que decía odiar ahora. Desde el ángulo de Chris, parecía que Rocío había aceptado el beso e incluso agarró la camisa de Eric con fuerza debido a la intensidad del beso.
Chris sintió como