Después de la videollamada con sus amigas, Rocío se revolcaba en la autocompasión.
Las palabras pronunciadas por sus amigas fueron como un cuchillo afilado que atravesó su corazón repetidamente.
Pasó el día enviando solicitudes a empresas para buscar trabajo después de recuperar sus documentos de la nube.
El teléfono en su mano vibró y Rocío entrecerró los ojos ante el extraño número que estaba llamando.
Pensando que tal vez era importante, contestó.
—Hola, habla Rocío Jones.
—Oye, ¿cómo te sientes? —la voz ronca de Chris hizo eco a través del teléfono y el corazón de Rocio dio un vuelco—. ¿Sigues teniendo dolor? —preguntó él cuando ella no respondió.
—Uhm... no... solo duele el primer día del ciclo —Rocío respondió. Su corazón latía tan fuerte contra su caja torácica que pensó que se le saldría del pecho.
—Ok... solo dile a Elizabeth si necesitas algo. Este es mi número privado, puedes guardarlo en tu teléfono.
—Está bien, gracias.
—Genial. Solo quería ver cómo estabas. Más