En la villa de la bahía.
Después de recoger a Oscar, Viviana soltó un gran suspiro de alivio y luego, sin rodeo alguno, le dijo a David:
—Debes compensarme.
Julio le entregó un muy buen cheque.
—No soy una persona irrazonable —le dijo David, mirándolos fijamente a los dos, sin saber por qué de repe