Silvia salió de la habitación con sandalias y se dio cuenta al instante de que Julio aún no había regresado.
—¿A qué horas?
—Quedamos a las 10 de la mañana —respondió Viviana.
—Bien, voy para allá ahora mismo.
Silvia colgó muy ansiosa el teléfono y después de pensarlo por un momento, decidió enviar