La asistente recogió de inmediato el teléfono con cuidado: —Natalia, ¿cómo te fue?
—Quiere que me disculpe con Viviana y que admita públicamente la copia.
La asistente frunció con rabia el ceño: —¿Cómo va a ser eso? Si admites la copia, todo lo que has logrado hasta ahora se perderá por completo.
Na