Al día siguiente, a las cinco de la madrugada, Silvia acompañó a Viviana hasta la puerta. Antes de salir, Viviana estaba especialmente nerviosa.
—Silvia, ¿está bien mi aspecto hoy?
Viviana tenía una base muy buena, con unos ojos almendrados y un rostro ovalado, delicado y muy encantador.
—Te ves muy