—¿Viste a esa tal señorita Mesonero? ¡Tan gorda como una cerda y todavía se atreve a venir a una cita!
—Jajaja, ¡es un completo dinosaurio! Cuando camina, parece que va a derrumbar toda la casa.
—Y la señorita Panadero, con esos labios rojos intensos, parece un verdadero fantasma...
—¿Quién es ahora