John
Sigo esperando que Sofía me dé el nombre del puto restaurante y sigue sin hablar. Cuando ya he perdido la paciencia, decido decirle lo que su silencio me ha obligado a hacer. En ese momento la escucho soltar una bocanada de aire y articular:
—Sensation. Es allí donde le reservé.
— ¿Hora?
—La reservación es a las 8:00 pm.
—Muy bien Sofía, buena chica. No quiero que le digas nada de esto a Vigo. De lo contrario tendría que ensuciarme las manos contigo y no deseo eso. ¿Entendido?
—S… sí señor.
Cuelgo e inmediatamente llamo al lugar para hacer una reservación. Al indicarle mi nombre a la persona que está atendiéndome, no hubo inconveniente.
¡Es increíble! El idiota de Vigo la llevará a este lugar de seguro con la