Aleksandr
Camino en silencio por los pasillos de piedra, el ruido de sus pasos resuena detrás de mí. Tres latidos de corazón enfurecidos, retenidos a gran pena. Podría encerrarlos. Podría romperlos ahora. Pero no. Sería demasiado simple. Demasiado definitivo. Demasiado predecible.
Me detengo frente a una doble puerta de madera negra. El ala oeste. El antiguo ala real, abandonada desde hace décadas. Aún siento el olor del pasado, el peso de los juramentos olvidados. El polvo mismo parece haber hecho voto de silencio.
Aleksandr
«Aquí están sus habitaciones. Tienen carta blanca. Comida. Sirvientes. Biblioteca. Nada les está prohibido… excepto ella. »
Los miro, uno por uno. Kael, tenso como una hoja, cada músculo listo para romperse. Lyam, a un paso de explotar, una luz salvaje en los ojos. Soren, con la mirada fija, pero temblando por dentro como un hilo de oro a punto de romperse.
Aleksandr
«Están aquí por mi voluntad. No la desafíen. No prueben mis límites. »
No espero respuesta. No ti