61
EL POV DE JUAN.
Mientras el auto avanzaba por las concurridas calles de Los Ángeles, mi cabeza colgaba de un lado a otro.
Fue vergonzoso, pero no pude evitarlo. A lo largo de ese mes, no recordaba ninguna noche en la que hubiera dormido lo suficiente. Los días eran calurosos y estresantes, las noches ocupadas e inquietas.
Tuve que conocer a toda la gente aburrida del mundo, que me daba sermones sobre cómo ser un Alfa fuerte y líder de la manada, aunque nunca me inscribí. Tampoco fui a ellos para recibir conferencias.
Cada anciano que conocí me enseñó la historia completa de la escultura. Muchos días me vi obligado a hacerles compañía con el pretexto de que me estaban enseñando por una buena razón, y no solo porque estaban aburridos.
Lo peor fue ir de pueblo en pueblo. Dijeron que tenía que localizar las tumbas de los Alfas anteriores. Tuve que tomar la arena y la piedra de cien tumbas de Alfas anteriores.
Eso parecía imposible, pero me dijeron que no podía echarme atrás, así que fu