Diana se encuentra a horas de recuperar su soltería pero no esperaba que un accidente modificará la memoria de su esposo. Sin familia, sin trabajo estable, su vida era más sencilla como enfermera docente de un colegio técnico. ¿Mauro en verdad la quería de regreso? ¿Sería la oportunidad de cobrar venganza?
Ler maisDiana dejó la habitación de hospitalizados muy confundida.
Su mundo, que recuperaba la estabilidad, volvía a ponerle en una dura prueba.
-¡DIana, espera!-
Escuchó los tacones tras sus pasos. Esos insufribles tacos. Su suegra no dudó en perseguirle.
-¡No cambiaré de opinión, hice mi parte legalmente, me mantendré alejada de su hijo!-
-Mauro te necesita… ¿dejarás abandonado a un hombre enfermo?-
-Sólo fueron unos rasguños, tuvo suerte que se activaran los airbags.-
-Hablo de su memoria… -
-Les recuerda a ustedes ¿No es lo importante? Sus recuerdos son confusos hacia mí, con el paso de los días regresará a ser el Mauro de siempre.- eso le dijo el neurólogo de turno.
-Eres su esposa, no dejará de preguntar por ti.-
-Cuéntele quien soy en realidad, su coeficiente intelectual no demorará en comprender la situación.-
Ellos estaban separados hace un año, se reencontraron para la firma del divorcio.
Cuando dejó esa casa lo hizo para no regresar.
Esa familia no la quería, jamás la consideraron de su mismo nivel.
Ahora le rogaban que regresara.
¿Por qué el accidente borró sus recuerdos? Si fuese real…. ¿Para qué montar ese teatro?
- El neurocirujano no recomienda que forcemos sus recuerdos, sólo serán un par de semanas, después firmará el divorcio.- apretaba su cartera visiblemente angustiada.
Ese era el acuerdo al que llegaron ambos, la noche anterior, los papeles del divorcio estuvieron en sus manos y la firma de ambos marcaba el fin de esa historia.
¿Por qué la vida era tan injusta?
¿Podemos discutir esto bebiendo un café? No he comido nada desde ayer.- le rogó su suegra, pálida por el trasnoche.
Ella tampoco había comido desde la cena. Le llamaron desde urgencias antes de que sonara la alarma.
-Buen día ¿Usted es la esposa del Señor Mauro Santibañez?
Diana todavía no despertaba del todo y demoró en responder. Peinó su cabello castaño con los dedos para reaccionar.
-¿Esposa? Ya no lo soy, es un error…- todavía no era oficial, los papeles aún no llegaban con el abogado.
-Es el último número al que llamó el paciente.- interrumpió la voz desconocida.
-¿Cómo que paciente?- saltó de la cama por la sorpresa.
-Le llamo de la Clínica Pacífico, el señor Santibañez sufrió un accidente de tránsito en la madrugada, recién la policía nos entrego el celular de su auto.-
-¿Accidente? …. - sintió escalofríos, habían conversado sólo hace unas horas atrás.- …¿ Cómo está?- le tembló la voz.
-Afortunadamente los airbags se activaron, aunque dió varias vueltas dentro del auto, pero más información no puedo darle por este medio.-
-Quizás deba comunicarse con su madre, nosotros estamos separados hace un tiempo.- se excusó, estaba preocupada pero ese no era su lugar.
-Su contacto de emergencias era usted… disculpe por llamarla.- insistió la mujer.
No lo sabía… no se disculpe, avisaré a su secretario y estaré allá en unos minutos, supongo que necesitan firme el ingreso.-
-Hay algunos exámenes que requieren la autorización del cónyuge, para descartar lesiones internas.-
-Entiendo, estaré ahí en unos 30 minutos.- Cortó el celular y se vistió lo más rápido que pudo. En el taxi le escribió a la madre superiora para justificar su ausencia y llamó al secretario de Mauro. Ella trabajaba para un convento, hacía clases a técnicos de nivel medio en enfermería.
El trayecto se sintió eterno, la vida de su ex esposo no corría peligro, sin embargo, debía hacer su parte como conyuge. aunque llevaran un año distanciados.
Todavía se sentía como en un sueño, la voz de su suegra se perdía en el ruido de su cabeza.
-¿Diana?-
La chica salió de sus recuerdos al escuchar su nombre por esa voz chillona que le estresaba.
- Además del café ¿ qué quieres comer?-
-Solo quiero un latte, desayunare en mi trabajo.-
Su suegra le dió la orden al empleado del café. Estaba cansada de rendir cuentas con todo el mundo.
-Deberías comer algo…- notó como le estudiaba.
-No es una reunión de amigas exactamente.-
-Sé que soy la última persona con la que quieres charlar, pero… es por el bien de Mauro…-
-¿Teme por la posición de su hijo en la clínica? ¿Olvidó también su cargo de director?-
-Mauro ya no está en la dirección, mi suegra no le permitió continuar con el cargo. Aceptó lo del divorcio de ustedes pero le pidió la dirección.
-Si se la pidió, dudo que sea por mi causa, debe tener otros motivos más trascendentales.- ¿Tanto le afectó lo sucedido a la abuela Giulianna?-
-No lo considera digno de mantener la dirección de la red de clínicas, porque descuidó a su familia.
-¿Su familia? Siempre trabajó para ustedes, no entiendo porque la abuela dice eso.-
-Eras su familia, su esposa y no te cuidó, por eso perdiste al bebé.-
No quería recordar ese asunto.
Menos que lo mencionara ella, quien nunca mostró piedad con ella.
-¿Cómo que estás muriendo?- la confesión de su abuela lo dejó congelado. - Tengo un tumor en el colon, es operable pero no saben si mi corazón soporte la cirugía.- Diana escuchaba esas palabras y no daba crédito a su veracidad. - ¿Un tumor? ¿Así de la nada?- interrogó Diana. -No es de la nada, tengo algunos antecedentes por parte materno.- - ¿Cuándo es la cirugía?- -En un mes.- -¿Aceptará la cirugía aunque puede morir?- los tiempos no le calzaban. - En cualquiera de los casos ese será el final, no quiero ser una carga, tampoco perder mi libertad.- - No puedo creerlo.- expresaba su nieto sin dar crédito a sus palabras. - Por eso tengo un par de deseos que quiero cumplir.- - ¿Eso nos incluye a nosotros?- preguntó Diana - Sí.- -Sospecho que sé lo que quiere…- - No soy una mujer tan difícil de satisfacer. - No puede ser…- Diana estaba segura de lo que quería.- -No sigan con el divorcio…estoy segura que ambos no se quieren separar.- Era una tontería pedirle eso. -
El coche que pasaría por Diana estaba puntualmente fuera de su edificio. Se fueron por la autopista y se libraron del alto tráfico de ese horario. La recibió el mayordomo de la mansión y le hizo pasar a la sala de espera. Quien salió por ella no fue la abuela Giulianna -Diana ¿qué haces aquí?- le preguntó un descolocado Mauro. -Vine porque tu abuela me citó.- -¿Mi abuela?- -Sí, me pidió vernos para cenar.- -A mí también me invitó.- -Los cité a ambos, quería reunirme con los dos, tenemos muchas cosas que hablar.- -¿Para qué necesita que estemos los dos?- -Necesitamos aclarar malentendidos del pasado.- -Sobre la clínica, eso quedó saldado hace más de un año.- habló Diana. -Los mismos ojos de su esposo, la estudiaban preocupada. - Pequeña...- abrió sus brazos para abrazarla.-... ¿Qué hicieron contigo? ¿Estás comiendo bien?- pellizcaba sus mejillas molesta por la imagen desgastada de la chica. -Disculpe por no contactarme antes con usted... no quería provocarle más molesti
- Aunque se casó contigo, las acciones siguen a su nombre y mi apellido junto a él, traspasarlas a su esposo no será tan rápido.Julia no entendía nada, los observaba discutir pero no entendía porque estaba tan enojado Sebastián de La Cruz.Diana justo llegó en ese momento e intervino.-Tu apellido no está en esos papeles, padre.- confesó.-¿Cómo?--Te confiaste en que viste la firma de la señora Giuliana Santibañez, pero no revisaste mi firma.- tomó la carpeta con la copia del contrato y le mostró- Escribí Diana Palma, no Diana de la Cruz ¿ sabes lo que significa?-El rostro de su padrastro se deformó por la rabia no esperaba ese movimiento.-Me traicionaste.- gruñó.- Cambie mi apellido hace un mes, no tengo parentesco sanguíneo con este señor, es mi padrastro, me dio su apellido para casarse con mi madre, es cierto, hice que firmara ese contrato, pensando que era una simple encuesta, pero antes de entregarte el original, firmé con mi apellido materno, en definitiva, las acciones n
Tomó el valor de hablar con Mauro sobre el problema de la empresa familiar, siguió las instrucciones que le dio la abuela Giulianna. Por supuesto, Mauro estaba furioso por lo que intentó hacer Sebastían De La Cruz, podía demandarlo e impugnar la validez de esos papeles pero serían meses de batalla legal y podría perjudicar la imagen de la red de clínicas. - Déjame ayudar a recuperar la clínica de tu abuela.- -¿Cómo podrías hacerlo?- -Si te casas conmigo, padre no podrá tocar las acciones de la clínica, porque están a mi nombre, insistirá en que se las venda pero no me prestaré para su juego sucio. -¿Por qué harías eso?- -Por….amor…- las palabras apenas eran audibles y la cara se volvía roja. - ¿Amor?- observaba sus reacciones. - Me enamoré de usted doctor…- dijo en ese momento, se arrepentía de haber confesado sus sentimientos en la actualidad. - Sabes que amo a otra persona ¿O no?- -Lo sé y comprendo el sacrificio que implicaría aceptar este matrimonio, sólo será p
La discusión fue interrumpida por Mauro quien pasó justo en ese minuto a verle.La actitud desagradable de la rubia cambio de inmediato por una fingida amabilidad.-Disculpa por confundirte con el personal de servicio de la clínica, no sabía que eras su enfermera.- le dijo a Diana con expresión humilde.El rápido cambio de actitud, desconcertó un poco a la enfermera, el tono de voz y postura de la mujer era otro ante la presencia de su novio.Entendía en parte la desconfianza de su paciente en la novia de su nieto.No era alguien en quien se pudiera confiar.-Entiendo.- respondió.- Bienvenido señor, los dejaré solos para que conversen con tranquilidad. Volveré a las seis para administrarle su terapia señora Santibañez.- -Se lo agradezco señorita.- -¿Cómo se comporta la paciente?- le preguntó Mauro antes de que abandonara la sala.-Va todo bien, es una paciente cooperadora, la herida operatoria está muy bien y desde mañana el kinesiólogo le ayudará a levantarse.- le comunicó incómoda
Diana recordaba el día que conoció a Giulianna.Le entregaron en turno que era una adulta mayor que sufrió una caída en la ducha, le habían operado durante la noche y la fractura de cadera fue reducida con exito.Le comentaron que no era muy comunicativa y que era muy quisquillosa con el lavado de manos.Si bien vio el apellido Santibañez no lo asoció a los fundadores de la clínica.Menos que era la directora de la red.No le dieron esa información cuando le entregaron a la paciente.Estaba en una sala VIP pero como otras pacientes de esa clínica con poder económico.Cuando fue a revisarla, la mujer leía el diario y no levantó la vista para saludarle.-Señora Santibañez, soy la enfermera del turno de día, necesito revisar su herida.--¿Te llamas Diana verdad?- leyó su nombre en la credencial.-Así es.--¿Puedes revisar el cateter de mi mano? Le dije a tu colega pero me dijo que estaba funcionando bien.- le mostró su mano.-Cateter…- repitió extrañada.- ¿Usted es de el área de la salud
Último capítulo