–Felicidades es un varón –comentó la doctora.
Sean me besó la frente y me sentí incómoda, era uno de esos días que no quería que se me acercará. Nos tocó una cita con la doctora y mencionó que podíamos ver si era niño o niña, Sean estaba desesperado por saber, quería pintar la habitación y seguramente ahora saber que era un niño lo mantendría ocupado un par de días. El chequeo terminó y la doctora nos felicitó, todo iba muy bien, el vientre no había crecido tanto. Regresamos a casa, Dewey estaba en la cafetería y Madeleine tendría un concierto, hablaron algo que sus horarios coincidían y que Madeleine pasaría por Dewey al terminar.
–Déjame, yo puedo –escupí cuando Sean intentó ayudarme a salir del auto.
–Solo quería ayudarte.
–Estoy bien, apenas se ve el embarazo.
Me siguió hasta la casa en silencio, yo no lo quería ver y a veces parecía demasiado insistente, tal vez solo era yo.
–¿Quieres algo de cenar?
–No.
–Tienes que comer algo, Maggie.
–Voy a comer, pero no ahora, ni contigo