Robert se mordió la lengua, debía conservar la calma porque a esta nueva Johana, altiva y respondona deseaba ponerla sobre sus rodillas, ella lo veía muy seria.
—Sigueme a mi estudio y allá conversaremos mejor.
—Muchas gracias, yo que el día de hoy casi te vuelo la cabeza y tú siempre tan correcto y educado.
—Sería mejor que ponerte sobre mis rodillas y darte los azotes que debería darte, por largarte con Alejandro De las Casas, ocultarme a mi hija, por mandarme un camión de mierda, por robarme los embriones de ganado y casi matarme, así que mejor vamos a mi estudio y resolvamos esto como gente civilizada.
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