— Maldición…
— ¿Estás bien? Oye, Jane, discúlpame. No te vi — Elián salió del auto visiblemente preocupado, pero al verme me soltó esa sonrisa que es digna herencia de los Cooper —. Ven, déjame ayudarte.— Gracias — tomó mi mano y me ayudó a poner en pie. Quería decirle que todo había sido por mi culpa, pues no debo llegar tarde para con su hermano.— Ayer Dereck arruinó nuestra conversación. ¿Quieres tomar algo?.—Te lo agradezco, pero en este momento no puedo. De hecho, estoy en jornada laboral.—Dereck te explota mucho — reí mordiendo mi labio —. Bueno, entonces que dices si me das tu número y en cuanto estés libre te llamo y nos vemos por ahí.—No me parece que sea correcto…