Pesadillas

Llegué a casa y me desmoroné, comencé a llorar, mi pobre hermana, mi sobrino, dos vidas perdidas sin ninguna razón. Daño colateral sin duda. Pero lo que Caleb no sabía, es que yo estaba para defenderlos. Y que no descansaría hasta quitarle todo y luego de verlo caer en desgracia lo mataría sin ninguna reserva ni compasión, justo como él había hecho con Sara.

Me metí en la ducha, me senté en el piso de la bañera, abrasé mis piernas a mi pecho y dejé que el agua cayera por mi cuerpo y se mezclara con mis lágrimas y sollozos. Estuve un buen rato en esa misma posición, cuando me calmé, me puse unas bragas y un camisón corto y me tiré en la cama y en algún momento me dormí.

Sara volvió a visitarme en sueños, llevaba un vestido blanco de tiras y tenía un vientre enorme, ella se acercaba a m&iacut

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