Alyssa
Sus ojos azules eran tan hipnotizantes, estaba tan ebria y, aunque sabía perfectamente lo que estaba haciendo, era como si mi cuerpo no quisiese responder a lo que mi mente decía. Porque cuando lo sentí cerca, tan cerca que pude oler su aliento a alcohol y a tentación, juro que pensaba separarme y salir corriendo, pero me di cuenta que mi cuerpo fue débil en ese momento.
Sus labios se habían pegado a los míos, como si fuesen uno solo, no podía parar de besarlo, era algo completamente nuevo para mí. Jamás en mi vida había permitido que un hombre me tocase de aquella manera o que me besara de esa manera como él lo hacía, pero en aquel momento me había perdido a mí misma, no me reconocía.
Sentí algo vibrarme en el trasero, algo en el fondo de mí, me indico que debía de contestar, un presentimiento mío jamás fallaba. Apenas descolgué la llamada escuché la voz de mi padre, fruncí el ceño en aquel momento, pues papá no solía llamarme cuando se encontraba fuera de la ciudad