-Sabía que estarías bien, pero ¿algún día harás algo tal cómo se te diga?- los brazos que me envuelven saliendo del Centro comercial y susurran a mi oído brevemente para que mi amiga no escuche son una mezcla de alivio y regaño.
Gabriel me mira luego con sus ojos azules acusatorios esperando una respuesta.
Ángela nos ve y desvía la vista y yo lejos de sentirme interrumpida en un momento íntimo me siento abandonada. Un poco de apoyo de ella respecto a lo que estaba sucediendo durante el secuestro de la tienda no me vendría nada mal.
-De no haberlo hecho así alguien más hubiese resultado herido.- le contesto queriendo transmitirle mis palabras.
-Ya no importa. En serio estoy aliviado de que te encuentras bien.- me vuelve a apretar entre sus brazos fuertemente casi quitándome el aire.
-Agh. No puedo