Siento los brazos de Rafael a mí alrededor brindándome calor y seguridad y desearía no tener que apartarme de él en ningún momento hasta que mi corazón y mi mente se pongan de acuerdo respecto de lo que siento.
Pero su calor dura poco cuando me aparta sutilmente sosteniéndome por los hombros, haciendo que lo mire a la cara. Sus ojos verdes parecen resplandecer bajo la luz solar que se filtra entre las hojas del bosque en que estamos y siento mi rostro caliente al ser demasiado consciente de sus manos en mi cuerpo y como hace unos pocos segundos me besaba como si quisiera devorar mi boca y yo la de él.
-Luna, mírame.- me dice cuando aparto los ojos de él con vergüenza y toma mi mentón suavemente- No tienes nada de qué avergonzarte. Tod