Capítulo 38. El Precio de la Verdad

El hall de llegadas parecía congelado. La gente iba y venía, pero para los cuatro protagonistas de aquella escena, Emiliano, Mariana, Francesco e Isabel, el resto del mundo había desaparecido a su alrededor.

Mariana sin darse cuenta estaba presionando la mano de su esposo, con los ojos abiertos como si hubiera visto un fantasma. Emiliano lo comprendió en un segundo. No necesitaba escuchar explicaciones, ni verla hablar. Esa reacción era suficiente.

“Nunca había perdido la memoria como los hizo creer, no había olvido, no había vacío. Esa reacción no podía fingirse. Ella recordaba. Siempre lo había hecho”

El golpe no fue de ira, sino de lucidez.

Se tragó el impulso de decírselo, de escupirlo en voz alta, porque entendió de inmediato que hacerlo sería dinamitarlo todo frente a Ferrini.

El aire entre ellos continuó espeso. Emiliano fue el primero en romperlo, pero no con palabras directas, sino con la cortesía envenenada de un hombre que sabe demasiado.