Alonso estaba camuflado en medio de la oscuridad que brindaba aquel galpón abandonado. Se mantuvo escondido en una zona calurosa llena de cajas enormes y un par de sillas y mesas de madera.
—¿Dónde estás, Alonso?— Jhonathan entro corriendo al lugar. Todo estaba completamente oscuro y era difícil poder ver algo con claridad.
—Ya veo que no te rindes tan fácil, ¿No?— Le gritó Alonso desde su escondite y observó su arma de fuego por unos segundos y por su cabeza paso el plan de dispararle y sacarlo del camino de una vez por todas.
—No rindo tan fácil y la única forma de que lo haga es cuando te vea detrás de una celda.— Gritó Jhonathan y de inmediato se aproximó más hacia dentro y se detuvo al ver a Alonso con un arma de fuego, apuntándolo.
—Finalmente puedo matarte, infeliz.— Alonso ladeó una sonrisa y comenzó a caminar lentamente hacia él. Se detuvo cuando estuvo a un par de metros, —Pero, he estado pensando en una cosa muchísimo mejor para mandarte con San Pedro.
—Ya déjate de j