Ella se volvió incluso más distante que de costumbre, lo que fue una subida de nivel bestial. Me evitaba constantemente, y el quedarnos a solas. Pero eso me divertía, verla huir de mí, como un corderillo asustado, cada uno de sus desplantes me hacían crecer como el vencedor en aquel pulso.
Estaba tentado a molestarla, pero al llegar al cercado me percaté de que ya había alguien junto a ella, mientras cepillaba a su caballo favorito. La forma en la que él la miraba no me pasó desapercibido. ¿en serio? Ese idiota estaba interesado en ella. Se suponía que ella iba a pararle los pies como lo hacía con todos los demás, pero ese momento nunca llegaba. Recibía cada uno de sus halagos con una tonta sonrisa.