42. Corazones rotos.

Una vez que dejé a Antonio acostado en el sillón con ropa limpia salí de la cabaña, necesitaba encontrar a Christian. No tenía forma de ir muy lejos, tenía que aclararle que no pretendía negar nuestra relación, solo… En realidad, no había excusa y me arrepentí apenas lo dije. El mayor problema con las palabras es que pueden ser el arma más poderosa y su doble filo puede herir a las personas sin importar si te retractas. ¿Por qué no pude decirle a Antonio que estaba con alguien, que estaba con un Daleman?

- ¿Christian? -lo llamé mientras rodeaba la cabaña con pasos silenciosos.- ¿Christian dónde estás?

Por fuera la casa lucía bien cuidada, rodeada por unos setos recientemente podados y atrás tenía un jardín cercado, llegué al jardín esperando que Christian estuviera escondido ahí. Era más hermoso visto desde afuera, con varios pequeños árboles frutales y una especie de pasillo rodeado por rosales de diversos colores y tamaños. Había rosas moradas, rosas, rojas, amarillas y algunas con
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