Bombay / La India.
Dos días antes del Choegoui him.
Anthoaneth.
Thaily de Yadav me sirve té en una taza de porcelana para luego colocarla sobre un pequeño plato y tenderme el frasco de la azúcar para yo echarle a gusto.
Estamos en el jardín de su rústico hogar, donde solo tienen sembradas plantas medicinales en macetas, La India y sus creencias locas.
El nerviosismo de todos fue evidente cuando llegué sin anunciarme, la mayoría de las mafias me tienen miedo, pero a la vez me rinden respeto y glorificación, y por supuesto; yo me vanaglorio de eso.
—¿A qué debo tu sorpresiva visita, Anthoaneth?— indaga Jailev, arremangando su camisa de cuadros.
—Ho bisogno del vostro aiuto— le hablo