Números rojos.
El término no estaba exagerado como lo supuso. Tecleó la clave por milésima vez desde las cuatro de la tarde, y ahora ya pasaban de las ocho de la noche.
Índice de cuenta…Monto acumulado, todo igual a….CERO.
M****a.
Había sido la tarde más horrible que había tenido en mucho tiempo, satíricamente después del almuerzo más maravilloso de su vida.
La vida era irónica y cruel.
Números rojos, bancarrota, quiebra total. Esas palabras despertaron un temor antiguo y profundo en su ser; un sentimiento que hacía mucho que no se había permitido desde el día del accidente de su padre.
Y ahora, en éste momento, anhelaba más que nunca retroceder en el tiempo y volver si pudiese al instante que había pasado con Diana, inclusive la corta despedida en la entrada de su casa. Tenía pris