—Eso pasará cuando yo esté muerto, por de lo contrario no te dejaré ni respirar—. Aún le dolía todo lo que ella le dijo, no piensa rendirse tan fácilmente.
—¡Estás demente!
—Pero por ti— se acerca.
—Seguramente le dices eso a muchas mujeres.
—Yo no me he humillado ante una mujer como lo he hecho contigo, tú no tienes comparación y eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
—Quiero estar sola— pasa por su lado para irse al baño, pero él la toma del brazo.
—Dime, ¿qué es lo que tanto piensas en tu cabecita? No estoy con nadie más, solo contigo.
—No quiero escucharte— se suelta de su agarre y sale rápidamente antes de que él la viera llorar porque sus lágrimas brotaron con mucha facilidad porque le duele el corazón, lo ama y mucho, pero también le es difícil creer todo lo que dice y peor, Susana al verla secarse las lágrimas sonríe con maldad.
—¿Pero qué carajos hice mal?— se pregunta Villarreal y su móvil empieza a sonar, —¿ahora qué?— lo saca del bolsillo de su pantalón