Adele Smith
—Buen día. — Toca la puerta Nicolás, me aseguro de cubrirme con la cobija antes de decir —Adelante. —
—La pasa llevando una bandeja de comida hasta la cama que hace que mi corazón salte emocionado, no puedo creer que este hombre no se dé cuenta lo que está haciéndole a mi pobre corazón.
¡Alexa se estira perezosa! y al verme a su lado me abraza como una garrapata.
—Prometo que me voy a portar mejor, no te molestes conmigo. — Me dice ella con los ojos brillante.
—Me alegra que recapacites. — Respondo abrazándola.
—Vamos a comer que se enfría. — Nos dice Nicolás sentándose a nuestro lado.
—Que rico, tu también cocinas, ¡se ve delicioso!—
—En realidad, pedí el desayuno, para que tu mamá descanse un poco. — Me dice él.
—Eso es lindo de tu parte. — Le respondo, apenada.
—El edificio cuenta con gimnasio, por si quieres hacer ejercicio, yo entreno a veces en la madrugada cuando me quedo aquí. — me dice él
— ¿Y donde duermes cuando no vienes acá?— Pregunta Alexa y me pong