ONYX

Llegó al sitio;  afuera, ella me espera impaciente, con una sonrisa brillante y una mirada que grita “¡confía en mí!”.

—Vamos,  cumpleañera —me dice, tomándome del brazo.

Me dejo guiar.

Entramos a una nueva discoteca, un lugar enorme, de varios niveles, con luces de neón y música envolvente.

Es juvenil, moderno, con salones VIP y privados para encuentros más... interesantes, según las palabras exactas de Casy.

"No me sorprende que ella sepa de estos lugares".

Entramos a uno de los salones privados y casi se me corta la respiración. Está decorado a la perfección: luces tenues, globos metálicos flotando, una torta de tres pisos con mi nombre, y tragos ya servidos. Casy ha montado todo. Lo hizo por mí.

Me emociono. Solo un poco.

Bebo un par de tragos, saludo a varios miembros de la manada. Me abrazan, me felicitan, me desean fuerza, poder, sabiduría.

Les agradezco, sonrío... aunque mis sonrisa