Luego de tanta fiesta, tragos y diversión, los estudiantes se marchaban a las habitaciones, algunos dando tras pies, otros que dormían en diferentes lugares del jardín de la fraternidad eran despertados por el sol.
David, que a duras penas podía abrir los ojos, le preguntaba a Jackson cómo había llegado a la habitación.
— Realmente no llegaste, te tuve que sacar de la habitación de Elizabeth donde te encontramos aferrado a ella sin quererla soltar, Alice y yo te buscamos por todas partes minutos después que salieras de la fiesta.
— No sé qué tanto le dijiste antes que llegáramos, lo que sí puedo decirte es que delante de nosotros le decías que la amabas, que era la mujer de tu vida y que siempre lo sería, pero que debías seguir con tu compromiso y te aferrabas a ella llorando como un niño rehusándote soltarla.
— No puedo creer que haya hecho eso tan grande que es el campus y justamente fui a parar en la puerta de la habitación de Elizabeth y por si fuera poco decirle todo eso. —dijo D