ELIOT MAGNANI
—Deja que me explique… —Luca levantó las manos queriendo detenerme, pero yo pasé por un lado, dispuesto a buscar a Cristine.
—¡Eliot! ¡Espera! —suplicó trotando detrás de mí—. Ella estaba muy estresada y triste, y quise ayudar a que se relajara un poco… —De nuevo hizo una pausa en sus palabras y se lamentó—. Bien, eso también se escucha muy mal, pero te juro que…
Cuando entré a la habitación noté que Cristine no estaba en la cama, entonces vi la camisa de Luca en el piso y no pude evitar asquearme, apestaba a vómito y pude escuchar ruido en el baño del cuarto.
—¿La emborrachaste? —pregunté furioso y Luca se mostró aliviado.
—¡Sí! ¡Solo hice eso! ¡Lo juro! —exclamó con una mano en el pecho y una gran sonrisa—. Jamás me metería con tus cosas, Eliot.
Aunque la verdad no me hacía sentir tranquilo, si fue como quitarme un peso de encima. No podía imaginarme a Cristine en brazos de otro hombre, mucho menos con Luca.
Abrí la puerta y la encontré manteniendo el equilibrio f