-Estuve a punto de contarle, Barba…¡a punto!
-Pero…¿por qué hiciste eso?...sos un imprudente Matute.
-¡Es mi amigo,Barba! ¿Cómo hago para guardarme esto? ¿Cómo lo miro a la cara sabiendo esto?
Hubo silencio entre ambos.
A unos 20 metros estaba la tienda en la que vigilaban a Betiana. Allí permanecía también Reynaldo, preocupado.
Desde la tienda de Barba Blanca se podían ver solo sombras,pero los sonidos eran nítidos,por lo que se comunicaban en susurros.
-¿Sabés muy bien que ahora tenés que esperar,no? Al menos hasta que se resuelva este asunto de su hermana.