Desde que se confirmó el vínculo de pareja, Jason no me dejará en paz y encontrará formas de tocarme. Incluso si le entregaba una botella de agua, él tomaba mi mano o, conscientemente, rozaba sus dedos con los míos.
Jason se ha vuelto muy pegajoso y no me importó en absoluto. Sus pequeños actos traviesos eran refrescantes.
Mientras preparaba el desayuno, él me miraba intensamente haciéndome consciente de mi apariencia.
—Deja de mirarme así —dije en voz baja y su rostro tenía una linda mirada hosca después de escucharme.
—Me muero por mirarte abiertamente durante tanto tiempo —replicó y lo miré moviendo las cejas en busca de una respuesta.
Y luego sus ojos se abrieron un poco antes de apartar la mirada.
—¿Qué estás escondiendo? —le pregunté y él se rascó la nuca antes de mirarme a los ojos.
—Había sentido el vínculo de pareja hace mucho tiempo —dijo y yo parpadeé, confusa.
—¿Qué?
—No te lo dije, porque tenía miedo de que huyeras. Intenté preguntarte y me dijiste que ahora ves