Capítulo 67Demonio LoboEl castillo de Seth estaba sumido en el silencio absoluto. La lluvia torrencial que comenzó a las tres de la madrugada retumbaba contra las piedras ancestrales como si el cielo estuviera anunciando una advertencia ominosa. El sonido del agua filtrándose entre las grietas y cayendo en los charcos del patio parecía ser el único ruido que rompía la calma en el interior de la fortaleza. Mia estaba en la habitación que Seth mandó prepararle, frente a la mesa de estrategias donde había pasado las últimas horas estudiando el mapa del territorio y planificando las defensas para el siguiente ataque. A pesar de su agotamiento físico, su mente seguía trabajando sin descanso. Alhena, su loba interna, murmuraba advertencias en su mente: "El peligro siempre está más cerca de lo que parece, Mia. Mantente alerta."De repente, un grito desgarrador rasgó la tranquilidad, proveniente de las murallas del castillo. Mia levantó la vista de inmediato, sus ojos anaranjados brillaron
Capítulo 68Demonio LoboMia volviendo a su forma humana levantó la espada con ambas manos, la hoja centelleando bajo la luz de los relámpagos.—No subestimes la fuerza de Velkan. —Respondió, con su voz cargada de una mezcla de desafío y determinación. —Porque hoy tú caerás.Con un grito feroz, Mia se lanzó hacia él, esquivando sus garras mientras buscaba un punto débil en su defensa. Aamon, con su fuerza descomunal, contraatacaba con movimientos rápidos y letales, pero Mia, guiada por Alhena, lograba anticipar cada golpe, moviéndose aún más rápido que él. Finalmente, en un movimiento calculado, la reina logró herirlo gravemente, su espada atravesó su pecho en un ángulo perfecto. El demonio rugió de dolor, su grito resonó por todo el lugar como un lamento de agonía. Los demonios restantes, al escuchar el sufrimiento de su líder, comenzaron a retroceder. Aamon, tambaleándose, reunió las pocas fuerzas que le quedaban y se alejó, desapareciendo en la espesura del bosque. Aunque la retira
—Deimos. —Farfulló Mia, con un tono que exigía obediencia. —Trae el grimorio de curaciones de Blood Moon. Está en la biblioteca del ala este. Tal vez haya algo que podamos usar. —Añadió mientras recordaba la vez que se topó con el enorme libro cuando de escabullía para leer un poco escapando del infierno que había vivido en ese castillo.A pesar de sus dudas, Deimos asintió y se marchó rápidamente. Mientras tanto, los curanderos comenzaron a trabajar, pero el cuerpo de Seth seguía frío y su respiración apenas era perceptible.—Resiste. —Susurró Mia, más para sí misma que para Seth. Alhena, en su mente, también estaba inquieta. "Esto es un veneno antiguo, Mia. Solo magia profunda puede salvarlo."—Lo sé. —Respondió Mia internamente al tiempo en que algunas memorias de su pasado regresaron a su memoria, mientras tomaba la mano de Seth. Aunque la relación entre ellos estaba cargada de odio y conflicto, en ese momento, todo eso quedó a un lado. Seth había luchado por su manada, por su pueb
El castillo estaba sumido en una actividad frenética. Aunque Seth había sido estabilizado gracias al esfuerzo conjunto de Mia y los otros, el temor de un nuevo ataque y la presencia de Aamon rondaba en la mente de todos. La lluvia seguía azotando las paredes del castillo, como un recordatorio constante de la amenaza que aún persistía más allá de los muros. En su habitación, Seth descansaba en un lecho improvisado, mientras los curanderos trabajaban meticulosamente para reforzar el ritual que había salvado su vida. Mia permanecía de pie al lado de la puerta, observándolo en silencio. A pesar del alivio inicial al verlo despertar, las consecuencias del ataque y su estado aún frágil no dejaban de pesar sobre sus hombros.En ese momento, Deimos entró en la habitación, con su expresión seria y distante como de costumbre, pero sus ojos revelaban algo más: una mezcla de celos y preocupación, más ´por lo que creía que estaba sintiendo Mia en ese momento, que por la salud de Seth.—¿Qué hacemos
La noche seguía impregnada de misterio y de una brisa gélida que parecía traer consigo secretos ocultos. Mia avanzaba por el sendero oscuro que llevaba al centro del pueblo, flanqueada por Liam y un pequeño grupo de soldados de Blood Moon. A pesar del murmullo de la lluvia que seguía cayendo con fuerza sobre los tejados de las casas, las palabras de Liam eran claras, resonaban entre las gotas como un eco ineludible.—Siempre supe que eras especial, Mia. —Continuó Liam, con su voz calmada pero cargada de sinceridad. —Desde el momento en que te vi por primera vez aquí en Blood Moon, sabía que este lugar no podía contenerte. Había algo en ti, una fuerza, una voluntad… algo que no encajaba con esta manada. Eras demasiado para Seth, incluso en aquellos días cuando te hacían miserable.Mia, envuelta en su capa, mantuvo la vista al frente, con sus pasos seguros pero cargados de tensión. Aunque las palabras de Liam no eran completamente inesperadas, escuchar su admiración directa removió algo
—¿Qué es ese aroma? —Preguntó Mia frunciendo el ceño con extrañeza.—Mmmm… Sí, es algo que también quería que vieras. —Respondió Liam en tono lastimero. —Sígueme, es por aquí. —Indicó Liam guiándola hacia una un callejón que los llevó a la siguiente calle, una que antes solía ser la más transitada por los habitantes de Blood Moon.La lluvia seguía cayendo incesantemente, formando riachuelos que serpenteaban entre los escombros y cenizas del pueblo de Blood Moon. El aire estaba cargado de un olor acre, mezcla de humo y muerte, mientras el sonido de las gotas al impactar contra las superficies quemadas llenaba el silencio sepulcral que rodeaba a los pocos sobrevivientes que quedaban del reino. Mia avanzaba lentamente, con cada paso que daba, sentía que su corazón se hundía más y más. El lugar que había sido su hogar, donde había crecido, donde había conocido las pocas alegrías y las muchas dificultades de su vida, ahora yacía reducido a un campo de destrucción y muerte.Sus ojos rojos s
El crepitar del fuego en las antorchas era el único sonido que rompía el silencio sepulcral de las mazmorras del castillo. Las paredes de piedra, húmedas por el peso de los años, parecían susurrar secretos mientras Mia observaba el altar que los soldados habían colocado cuidadosamente en el centro de la cámara. Su presencia era imponente incluso en la penumbra, irradiando una oscuridad palpable que parecía llenar cada rincón del espacio.Con un gesto de la mano, Mia despidió a los guardias que la acompañaron.—Déjenme sola. —Ordenó, con un tono de voz firme, pero a la vez calmada. —Esto es algo que debo entender por mi cuenta. Podría ser peligroso que estén aquí. —Instó en tono serio, sin apartar la vista de la enorme roca.Los soldados dudaron por un momento, pero finalmente asintieron, inclinando la cabeza antes de abandonar la sala. Cuando la pesada puerta de hierro se cerró detrás de ellos, Mia dejó escapar un suspiro profundo y se acercó hacia el altar. La tensión en su rostro er
El resonar de las alarmas reverberaba en los muros del castillo, creando un eco opresivo que marcaba la urgencia de la situación. Seth despertó sobresaltado en su habitación, con su cuerpo aún debilitado y en proceso de sanación por el veneno demoníaco que apenas había logrado superar. La energía de su lobo lo impulsó a levantarse de inmediato, ignorando el dolor y la fatiga, como si el instinto de proteger a su manada lo condujera más allá de sus propios límites. Estaba apenas vestido, con boxers y descalzo, pero no le importaba. No había espacio para vestirse cuando su pueblo y su familia podían estar en peligro.Corriendo hacia el pasillo, Seth escuchó el estruendo de los pasos de los guardias que se dirigían hacia el ala oeste, a la alcoba de su abuelo Magnus. Soltó un rugido que salió desde su pecho y, en un instante, su cuerpo comenzó a transformarse. Su figura humana dio lugar a la imponente forma lobuna que dominaba sus movimientos con velocidad y fuerza. Su pelaje gris oscuro