Mariana tenía los ojos brillantes y victoriosos - Sabes que esa noticia amor recompensa que me hayas dejado plantada, porque no se me olvida que me has invitado a cenar - Mariana estaba eufórica, su Victoria estaba asegurada y su hermana saldrá de la vida de su hombre al nacer el chico, pero lo haría de manera definitiva.
— Cielo, tú sabes que voy a recompensarte todo lo que quieras - Aidan también había sonreído con total dulzura en sus ojos, el hombre sabía que si no hubiera vuelto a la Villa Olivia hubiera perdido el embarazo, quizás el hecho de que quería volver a pasar la noche con ella aquel impulso que fue intensa es la razón por la que hoy él esté gozando de saber que será padre.
— Vamos a cenar con tus padres Aidan ellos merecen saber que en 9 meses podremos hablar de nuestra boda y de la venida del Heredero Dumonts— Expreso, Mariana.
— Por supuesto Cielo, ahora tengo que dejarte.
— ¿Vas a festejar que por fin podrás casarte con el amor de tu vida? - Preguntó Olivia, mantenie