Pía volvió cargada de productos de belleza para su nueva amiga, explicó para qué cada producto.
Luggina la miró sonriente y sintió que ahora a parte de Miguel Ángel tenía una nueva amiga, los meses pasaron y la amistad se fortaleció.
Pía se había mudado al camarote con ellos para ayudar a Miguel Ángel con Luggina.
— ¡Aaaaaah!¡Miguel Ángel! ¡Apúrate! no puedo más. ¡Despiertaaa!
Pía saltó de su cama y corrió a ver a Luggina al igual que Miguel Ángel.
— ¡Peque! ¿Que te pasa mi Prince?
— ¿¡Que no estás viendo!? Tus sobrinos pequitos ya ¡vieneeen! y ¡dueleeeee!
Pía corrió a cambiarse y salió a pedir el ascensor mientras Miguel Ángel corría de un lado a otro.
— ¡Miguel Ángel! Estoy aquí, mírame.
Miguel Ángel reaccionó, tomó a Luggina para sentarla en una silla de ruedas.
— ¡Se adelantaron! La cesárea está programada para la otra semana. Luggina estaba sintiendo nervios y sudaba frío.
— ¡Tranquila peque! Los pequitos estarán bien.
Entraron al ascensor y pronto estuvieron en la clínica el