—¿Me estás rechazando? —suelta con ironía.
—Claro que sí —respondo con obviedad.
Alessandro vuelve a sentarse en su puesto anterior, así está una vez más cerca de mí, pero esta vez muestra un ligero cambio, deja a un lado su sonrisa seductora y se ve serio.
—¿Crees que no sé que hiciste la fiesta para acercarte a mí? —enfrenta—. ¿Crees que no me di cuenta de que querías tener sexo conmigo en esa fiesta porque estás intentando quedar embarazada y quieres que el hijo que tengas sea mío? Si no hubiera sido por la imprudencia de Jairo, eso habría pasado. Con lo controladora que eres seguro y sabías que estabas ovulando.
Mi respiración se congela.
—Ay, por favor, Penélope, ¿crees que aceptaré que tengas un hijo mío y que yo no esté cerca de é