Finalmente, llegó el lunes, y fue un día completamente normal y por momentos pensé que él ni vendría. Hasta que … él entró por la puerta de la oficina, yo venía justo de buscar mi tercera o novena taza de café del día, … cuando lo vi. Por todos los cielos y la virgen.
Parecía como si iba en cámara lenta, su cabello rubio ondeaba, tenía un pantalón negro que se ajustaba con delicia y esmero a sus muslos, una camisa azul clara, y una chaqueta de un color gris oscuro. El cuello de la camisa ligeramente abierto, contrastando con su piel dorada… lucía…. Simplemente arrebatador. El muy descarado cuando me vio me sonrió y muy sutilmente me guiñó el ojo.
Él sonreía y de vez en cuando lo cachaba mirando mi escote, y en general… me veía a mí con una sonrisa matadora. La reunión fue la mejor que he tenido, con todo y que también estaba Katie que lo que le faltó fue sentarse encima del regazo y sacudírsele encima como una desesperada desvergonzada.
Después que tenía miedo de que llegara el lu