—Ven aquí —dijo Adriano palmeando sobre la cama.
—¿Qué estás tramando? —preguntó Vanessa con una sonrisa juguetona.
Ella caminó hasta sentarse frente a él, en el lugar que le había señalado. Su esposa acomodó con las piernas cruzadas.
Recogió el cabello de Vanessa en un moño y lo sujetó con la liga que había agarrado del baño minutos atrás. Luego deslizó las manos hasta sus hombros y comenzó a masajear sus tensionados hombros.
—Eso se siente genial —dijo Vanessa inclinando la cabeza y soltando un gemido de satisfacción.
—No me gusta verte tan agotada —dijo sin dejar de mover las manos—. Falta muy poco para terminar con todo esto y después podemos tomarnos una semana de vacaciones antes de volver al trabajo.
Las últimas dos semanas desde que su