Julia es una hermosa joven que a pesar de que le han roto el corazón varias veces en su corta vida, sigue buscando el amor en cada estación, Julia nos narra como su corazón se entrega a cada estación que conoce y como en cada una va logrando romper el karma que cargaba hasta encontrar su Dharma. Hace mucho tiempo que había decidido darse una oportunidad otra vez, había decidido dejar la puerta abierta para dejar entrar cosas nuevas, aunque eso conllevara volver a llorar. Cuantas personas ha encontrado desde entonces, pero ninguna permanece mucho tiempo y mucho menos de la forma que espera, son como estrellas fugaces que pasan dejando una estela de recuerdos.
Leer másLuego de lo sucedido con Dharma, algo había cambiado en mí.Había probado algo distinto, y aunque no había resultado, había conocido otras emociones fuera de la burbuja que Karma había creado para mí.Ahora sabía que quería y que no.Ahora sabía que había cosas diferentes ahí afuera que probar.Y aunque eso había pasado, Karma había decidido aparecer otra vez en mi vida.Había regresado de su viaje y me había contactado de nuevo.Otra vez aparecía sacudiendo mi mundo. El amor que sentía no se había desvanecido del todo y
Pensé que podía mantenerme al borde del abismo, que podía mantenerme al lado de Karma a pesar de todo, pero obtenía más lágrimas que sonrisas, y no era feliz.¿Para qué guardar esperanzas en algo que ya estaba muerto desde hace tiempo?Absolutamente tenía la respuesta, pero aun seguía prendida a una esperanza.Sentía que mi existencia no tenía sentido sin él, que vivía por él y para él.Que él lo era todo para mí y que no sabía qué hacer sin él.Que lo necesitaba.Pero todo eso no era m&aac
Esta será tal vez la parte más difícil de contar de mi historia. Creo que fue el capítulo más dulce y a la vez más amargo de mi vida. El Karma llegó justo cuando abría la puerta otra vez, en el momento exacto en que ya todo estaba arreglado dentro de mí, en el momento en que cada mueble estaba puesto de nuevo en su lugar. Llegó sin avisar, y sin pedir permiso dio un paso al frente; y al instante se maravilló con la luz que había dentro de mí. Al verla no quiso apagarla como los demás, no intentó robarla, ni la hizo suya, la respetó y la hizo brillar cada día un poco más.Llegó y se sentó en mi alma, perfumando cada rincón de mi existencia, contemplando cada fibra de mi ser. No hizo nada para cambiar lo que encontró allí, acept&oacu
Hace mucho tiempo que había decidido darme una oportunidad otra vez. Había elegido dejar la puerta abierta para dejar entrar cosas nuevas, aunque eso conllevara volver a llorar. Cuántas personas he encontrado en mí camino desde entonces, pero ninguna permanece mucho tiempo y mucho menos de la forma que espero. Son como estrellas fugaces que pasan dejando una estela de recuerdos, de amargura, de cicatrices y de dolor.Sé que tengo mucho amor para dar y reconozco que soy alguien especial. A pesar del dolor y las lágrimas, nunca he dejado de esperar ni de creer. Mi corazón y mi alma siguen intactos a pesar de tantas cicatrices. A veces me detengo y pienso darme por vencida, renunciar al amor y a la esperanza de volverlo a encontrar; pero, sin importar que en ocasiones reciba un beso y que del mismo solo quede el sabor amargo, a pesar de que esa
Aún no había cambiado de parecer en cuanto a las relaciones y al amor. Una vez más había decidido seguir estando sola después de lo sucedido con otoño. Las cosas no resultaron como él esperaba. Yo siempre le puse frenos a sus sentimientos, siempre le repetía que no se enamorara de mí. Yo no estaba dispuesta a dejarme llevar otra vez, lo poco que había sucedido entre nosotros era un error, no me podía permitir llegar más lejos con ninguna persona. Ni siquiera con él. Así que utilicé como excusa la distancia entre nosotros, tenía que detener ese carro antes de que avanzara más.Con él había cruzado algunos de mis propios límites. Todo eso por dejarme llevar por el deseo y la pasión; luego terminaba arrepentida de haberlo hecho, nunca terminaba bien el dejarme llevar. Nunca ante
Habían pasado dos años desde aquel fatídico momento en el que perdí a Camelia. Yo ya no era la misma en muchos aspectos, y, aunque había cerrado todas las puertas al amor, la esencia romántica en mi, permanecía intacta de alguna manera. Supongo que no importa cuanto agites el agua en la superficie, en el fondo sigue estando quieta; y así permanecía mi esencia, quieta, intacta, en su forma original. La chica que habitaba en el fondo del agua seguía creyendo en los príncipes y en el amor eterno. Con el pasar del tiempo entendí que debes vaciar la fuente por completo para poder llenarla con otra agua, la del amor propio, no importa que tan llena esté la vasija si en su interior no está llena de amor propio.Cuando otoño apareció en mi vida aún no estaba abierta a la posibilid
Hasta ese momento no había encontrado el amor, solo unas cuantas ilusiones a las que aferrarme con locura; pero nunca el amor. Y creo que esta vez encontré algo similar, o por lo menos muy parecido. No fue precisamente en un rostro o cuerpo conocido, ni en lo que de alguna manera estaba buscando, pero si encajaba en el patrón de “persona rota que necesita ser salvada”.Era una chica.Una chica rota como todos los hombres de mi vida.Su nombre era Camelia. Era tan hermosa y diferente a mí, como puede serlo cualquier chica de portada de revista: Rubia de ojos verdes y profundos, rostro perfilado, mejillas rosadas, labios carnosos, tan rojos como la sangre, calientes como las brasas del fuego, cuerpo de sirena, alta y elegante, de paso fino y sensual. Su cabeller
Dada mi experiencia con primavera, había decidido quedarme un tiempo a solas conmigo misma, no confiaba en los hombres y estaba alerta. También había decidido dedicarme a mi misma todo lo que pudiera, ingresar a la universidad y pedir un cambio en el trabajo. Necesitaba un refresh.No estaba para nada receptiva al amor. Había pasado un año desde primavera, y no había tenido ni siquiera una aventura, ni la más mínima que fuera, con ningún otro chico.Para ese entonces no había cachado mi patrón, tal vez necesité de mucho más tiempo, malas elecciones, otros muchos errores mas y muchas sesiones con Laura, mi terapeuta. Todo para poder darme cuenta de que había desarrollado un patrón, siempre encontraba o buscaba un chico que necesit