***CAROLINA***
Después de un largo rato bañandonos, acariciándonos, explorándonos, me levantó y caminó hasta nuestra habitación, bajándome en la cama sin desprenderse de mi.
Buscó en mis ojos aprobación y yo estaba deseosa de que entrara en mi, no me importaba el dolor, quería sentirlo por completo.
Se deslizó de a poco y un dolor placentero me invadió, un dolor que me hizo apretar los ojos unos instantes y un quejido salió también de su boca.
Ardía, pero no era tan desagradable como había pensado. Abrí los ojos y él estaba mirándome con el ceño fruncido, preocupado. Le sonreí para que estuviera tranquilo.
Sentí algo que se deslizaba en aquella zona y metí mi mano para tocar. Al regresarla y mirarla, había sangre en mis dedos, quizás más de la que esperaba. Él la miró, tomó mi mano y la colocó en su pecho manchándolo.
—Lo siento —dijo en mi oído. Seguía muy quieto.
Me prendí en sus labios y moví mis caderas contra él, para que supiera que ya no me molestaba.
Ya con confianza de